Escucha creatura mía
enero 24, 2024La Falta de amor, es la mayor pobreza del ser humano – Sta. Teresa de Calcuta.
mayo 6, 2024Por: Milagro Barahona Montoya.
Sabemos que la comunidad es de suma importancia pues el mismo Cristo fundo la comunidad de los 12 discípulos la cual fue aumentando en número mientras él los iba preparando y enseñando para la misión de esparcir la buena nueva del evangelio, sumado a esto, la esencia y explicación que encontramos a través de la Koinonia. Sin embargo, es una realidad que en este tiempo son mayores las comunidades que cada día vemos diluidas, fraccionadas, dividas e incluso extintas… pero ¿Cómo llegamos a esto? La respuesta la encontramos en el escrito del Sacerdote Salvadoreño Paxti Loidi que dice lo siguiente:
Una comunidad dice Mucho cuando es de Jesús
Cuando habla de Jesús y no de sus reuniones.
Cuando anuncia a Jesús y no se anuncia a sí misma.
Cuando se gloría de Jesús y no de sus méritos.
Cuando se reúne en torno a Jesús y no en torno a sus problemas.
Cuando se extiende para Jesús y no para sí misma.
Cuando se apoya en Jesús y no en su propia fuerza.
Una comunidad dice mucho cuando es de Jesús…
Una comunidad dice poco cuando habla de sí misma.
Una comunidad no se tambalea por los fallos,sino por la falta de fe.
No se debilita por los pecados, sino por la ausencia de Jesús.
No se rompe por las tensiones, sino por olvido de Jesús.
No se ahoga por la falta de aire, sino por la asfixia de Jesús.
Una comunidad sólo se pierde cuando ha perdido a Jesús.
Una comunidad es fuerte cuando Jesús dentro de ella es fuerte.
Una comunidad marcha unida cuando Jesús está en medio.
Una comunidad se extiende, cuando extiende a Jesús.
Una comunidad vive, cuando vive Jesús.
Una comunidad convence y llena cuando es la comunidad de Jesús.
Jesús no solo nos muestra en el evangelio, sus milagros… Jesús nos ensaña la relación de intimidad que mantenía con el Padre y desde allí cómo él actuaba, cómo él se comportaba con sus más cercanos… recordemos el pasaje en Mc 9, 33-34, cuando habían llegado a Cafarnaúm y Jesús les pregunta a sus discípulos: ¿qué venían discutiendo en el camino? y ellos responden: que habían discutido quién era el más importante de todos…. ¿Cuál fue la actitud de Jesús? Dice el versículo 35: “Entonces se sentó, llamó a los Doce y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos” Jesús, más allá de sus palabras, nos enseña en este pasaje la virtud de la mansedumbre, la escucha activa y la verdadera corrección fraterna, hecha desde la misericordia misma… hoy podríamos cuestionarnos si mi actuar en mi comunidad va acorde a este seguimiento de Jesús, en mirar al evangelio desde la profundidad y discernimiento o simplemente en hacer referencia a textos que envuelvo en una verborrea vana sin llevar la esencia de la enseñanza a la acción y muchas veces a una tergiversación de la enseñanza de nuestro Señor.
Hoy podríamos cuestionarnos si en nuestros ambientes y comunidades realmente edificamos con el seguimiento genuino, verdadero y profundo de nuestro Señor Jesús o somos agentes de división con los celos, envidias, murmuraciones, maledicencias y pensamientos malsanos contra otros hermanos, expulsando a Jesús de la vida comunitaria…
Hoy podríamos preguntarnos desde la humildad si realmente soy obediente y dócil a la voz del Santo Espíritu o mis actitudes, costumbres, frivolidades, afectos desordenados o una vida afectiva no revisada podrían estar atentando contra la vida en comunidad en la cual me desenvuelvo… soy parte de los que edifican según la voluntad y enseñanza de Cristo o realmente soy movido por la rebeldía y falta de madurez en el Espíritu, sin medir las repercusiones de mis actos en la vida
comunitaria y sobre todo en aquellos pequeños que se están acercando a conocer de Cristo…
Hoy podríamos cuestionarnos si realmente mantengo una relación de intimidad profunda a la cual nos invita Jesús, para así ser reflejo verdadero de él… muchas veces decimos amar a Dios, con cuanta celeridad nos vanagloriamos diciendo que es grande el enamoramiento que profesamos a Jesús, sin ser conscientes de nuestra poca coherencia de testimonio en la vida comunitaria, pues solo proyectamos juicios, criticas y señalamientos cuando en 1Juan 4, 20 dice: Si alguien dice: “Yo amo a Dios” y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto… cuestionémonos primero si el Jesús que digo seguir y amar me lleva a cuidar a mi hermano, a preocuparme por mi hermano, a perdonar a mi hermano, a no pensar mal de mi hermano para hacer de Cristo, camino, verdad y vida con mi testimonio centro en mi comunidad, sin caer en la falta de objetividad y en sentimentalismos que en vez de edificar diluyen, pues el amor mismo enseña prudencia y obediencia.
Si me llamo devoto de la Santísima Virgen María, hoy cuestionémonos si realmente soy discípulo o discípula de ella, que todo lo guardaba en su corazón para meditarlo, para discernirlo o en la vida comunitaria, solo soy agente de superficialidad, exponiendo todo desde la razón sin una meditación…
Hoy cuestionémonos si busco imitar la humildad de la Virgen María en mi comunidad para mantener la unidad…
La comunidad o iglesia primitiva era vista, apreciada y admirada por cómo se trataban entre ellos, porque su actuar y amor era producto de lo llenos, que estaban del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo… Hoy cuestionémonos de que estoy lleno y de que alimento a mi comunidad…
Es una realidad que ninguna comunidad es perfecta, pues Pablo nos da luces de ello, pero también es una gran verdad que el evangelio nos llama a ser Santos como nuestro Padre Dios es Santo, Hoy cuestionémonos si en realidad escudriño las actitudes, aptitudes y enseñanzas de Jesús meditándolas en mi día a día, mirándome como individuo, trabajando y corrigiendo lo que debo, permitiendo que Cristo transfigure mi corazón, para hacerlo vida y que sea Cristo quien permanezca en mi comunidad…
Sin importar si tu caminar sea largo o corto, hoy permite que Cristo se quede y crezca en tu comunidad, disminuyendo a tu yo y creciendo él, permaneciendo en él y con él la verdadera KOINONIA.
Por: Milagro Barahona Montoya.