¿Está Cristo en mi comunidad?
enero 24, 2024Discernimiento
agosto 10, 2024Por: Milagro Barahona Montoya.
En la primera carta a los Corintios nos encontramos en el capítulo 13, 4 -7 con estas bellas palabras del apóstol San Pablo:
“La caridad es paciente, es amable, la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe, es decorosa, no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, se alegra de la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta” …
Entendiendo por caridad, el don del amor… no cómo lo conoce el hombre sino más bien el amor como lo ha enseñado nuestro Señor Jesucristo… si bien es cierto en nuestro peregrinar, vamos pasando por diversas etapas en nuestro proceso de conversión que implican un crecimiento y madurez en el Espíritu. Sin embargo, en muchas ocasiones se nos pasa por alto un detalle muy importante en nuestro seguimiento a Cristo y es la parte del discipulado…
Sin importar el movimiento, pastoral, o actividad en la que nos desempeñemos, es bueno hacer las pausas correspondientes para revisarnos interiormente y prestar atención que esta pasando en mi vs las enseñanzas de nuestro Señor Jesús y tener la debida toma de conciencia de cómo estoy viviendo mi discipulado.
Es una realidad que Dios derrama su gracia en cada persona, cada individuo tiene talentos, dones y carismas, pero también dice el apóstol San Pablo 1 Cor 13, 13 “Ahora subsisten la Fé, la esperanza y la caridad, estas tres, pero la mayor de todas ellas es la caridad” …
Entonces cuestionémonos si realmente en mi discipulado, si en mi seguimiento a Cristo me estoy ejercitando en la caridad tal como la enseña nuestro Señor Jesús… si ante el desatino de mi hermano, más que caer con juicios y señalamientos puedo mirarlo con misericordia… ante una equivocación o algo que no ha salido bien, puedo hacer una corrección fraterna, desde la misericordia de Dios, no desde mi racionalidad saturada quizá de orgullo, quizá de amor propio, quizá de prejuicios, quizá desde mis propias heridas no trabajadas y las cuales proyecto en el otro… estoy amando a imagen de Cristo, cuando ante la incomprensión puedo abajarme y muchas veces aceptar desde la misericordia y el silencio, el defecto de mi hermano, estoy imitando verdaderamente a Cristo cuando en vez de defenderme ¿soy capaz de dar la otra mejilla? Más que dones y carismas, en mi seguimiento a Cristo ¿busco imitarle en sus virtudes? En su Humildad, Mansedumbre, Prudencia y dominio propio…
Si tomamos en cuenta el texto de San Pablo cuando narra cómo es la caridad, en nuestro seguimiento a Cristo: ¿vivo la caridad de esta manera? ¿siendo paciente con los demás? en sus aciertos, pero sobre todo en sus desaciertos o ¿solo vivo en una constante crítica y queja? ¿miro a mi hermano sin envidias? O, muy por el contrario, logró alegrarme por: su crecimiento en la Fé, por su apostolado, por su testimonio de vida o hacia donde lo está llevando el Señor… vivo la caridad verdadera o mis actitudes están envueltas en caprichos vanos lo que denota solo actitudes egoístas, lo que se traduce en que muchas veces actuamos buscando solo la validación externa, cayendo en el vano amor mundano.
El llamado que nos hace Cristo al seguirle es de mucha exigencia y de morir verdaderamente a cada uno de nosotros para que sea realmente él en nuestro actuar… pues en Mt 5, 43 -48 encontramos:
Ustedes han oído que se dijo: 'Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así. Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.
La invitación de Cristo es decidirse verdaderamente por vivir el evangelio del amor, pero no un amor blando, no un amor basado solo en sentimientos o en sentimentalismos, Cristo Jesús, nos llama al amor que vence siempre como lo exclamo San Juan Pablo II… qué es fácil, en realidad no… pero nuestra Santa Madre Iglesia es tan rica que en los santos encontramos modelos, Por ejemplo: San Esteban, primer mártir, que ante el ataque de sus adversarios, a ejemplo de Jesús, solo proclamaba: perdónales Señor porque no saben lo que hacen o San Francisco de Sales, que de un temperamento explosivo paso a ser el Santo de la amabilidad…cada uno en su proceso sabe en qué áreas debe crecer, debe mejorar, debe sanar, debe dejar al Espíritu Santo actuar para vivir en la santa alegría del seguimiento a Cristo de una manera profunda y en conciencia, en docilidad y aceptación a la Santa Voluntad de nuestro Padre Dios, por amor a aquel que en una cruz nos redimió, por amor aquel que un día nos rescató, por amor aquel que en nuestras abundantes miserias simplemente nos amo y nos sigue amando con amor eterno…
Si tu caminar es largo o corto, hoy hermano te invito a que escudriñes mucho más la invitación que nos hace Jesús al seguirle, pues como mencionamos anteriormente, es decidirse amar, porque amar es servir, servir es donarse y donarse es darse desinteresadamente a los demás, cómo él lo hizo primero por ti y por mí hasta su última gota de sangre, es imitarle en este mundo, haciendo expansiva la buena nueva del evangelio del amor, porque Jesucristo ha Resucitado, aleluya, aleluya, verdaderamente ha Resucitado aleluya, aleluya y el Espíritu Santo enciende en nosotros el ¡fuego de su amor!
Por: Milagro Barahona Montoya.