Busca Ser Grande a los Ojos de Dios
octubre 30, 2021El Silencio
noviembre 30, 2021Rodolfo Acosta
Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, envía a mi corazón al Espíritu Santo, el defensor para que me lleve a toda verdad y este siempre conmigo y me guie, me ayude, me fortalezca, mientras trabaja en mi para desarrollar este tema, de manera que sea luz en medio de tanta oscuridad. Amen.
Cual debe ser mi actitud, cuando alguien contiende conmigo, es decir, me enfrenta, ofende, maltrata o simplemente me discute con tal de imponer su voluntad o conseguir algo. Debo decirle, gritarle improperios, ofenderlo, pronunciar juicio de maldición.
Las Sagradas Escrituras me muestran un ejemplo claro, concluyente y real acerca de cual debe ser mi reacción. Y explica la actitud del arcángel Miguel en su lucha con el demonio por el cuerpo de Moisés.
El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba contra el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a condenarlo con insultos, sino que solamente le dijo:” ¡Que el Señor te reprenda!” Judas 1:9
Yo como católico que constantemente voy a misa para aceptar a Cristo en mi corazón por medio de la Eucaristía y renuevo mi compromiso de ser uno con El, participando, además, del sacramento de la reconciliación, debo seguir el ejemplo del arcángel Miguel, quien no se rebajó pronunciando juicio de condenación o insultando, antes bien, lo dejó en manos de Yahvé.
Esto me lleva a reconocer y aceptar que la venganza no es mía. Que no debo y no puedo pagar mal con mal, porque si Cristo vive en mi corazón y el Espíritu Santo me guía para agradar a Dios, no cabe en mi pronunciar insultos ni menos condenar a alguien. Romanos 12:17-19
Oración
Señor, tú me has examinado y me conoces. Tu que conoces todas mis acciones; aun de lejos te das cuenta de lo que pienso. Sabes todas mis andanzas, ¡sabes todo lo que hago! Aun no tengo la palabra en la lengua y tú, Señor, ya la conoces, mira si voy por camino del mal, y guíame por el camino eterno y no permitas que pronuncie juicio de maldición contra alguien. Te doy gracias, oh Dios, de todo corazón y lleva a feliz término tu acción en mi favor y no dejes incompleto lo que has emprendido, porque tu amor es eterno. En el nombre de Jesucristo tu hijo amado y Señor mío. Amen