Discernimiento
agosto 10, 2024Por: Milagro Barahona Montoya.
A lo largo de las sagradas escrituras, podemos encontrar varios textos relacionados con los lazos de amistad, como por ejemplo en Eclesiástico 6, 14 – 17 “Un amigo fiel es un apoyo seguro, quién lo encuentra, ha encontrado un tesoro.
El amigo fiel no tiene precio, su valor es incalculable. El amigo fiel es elixir de vida, los que temen al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor orienta bien su amistad, porqué según sea él, así será su amigo” … podríamos preguntarnos con este texto, en nuestras relaciones de amistad ¿somos realmente fieles? Entendiendo la profundidad de la palabra fidelidad, la cuál con lleva a un respeto, cuidado y lealtad, de todas aquellas veces en que el terreno sagrado de una persona se abre ante nosotros mostrándonos su propio corazón y de manera mucho más profunda, comprendiendo que la fidelidad es un atributo de Dios, pues tal como lo muestra el texto nuestro Padre Dios es verdaderamente fiel.
También basados en el texto anterior podríamos preguntarnos, si realmente estamos siendo esos “apoyo seguro” para aquellos a quienes llamamos amigos, ¿realmente somos bálsamos en sus caídas? ¿realmente somos esa mano extendida que ayuda a levantar? ¿realmente somos esas guías, para orientar en los desaciertos? ¿somos en realidad esa voz que exhorta y anima en los momentos de oscuridad en la vida de nuestros amigos? somos sobre todas las cosas, con aquellos a quienes llamamos amigos o hermanos, ¿esos centinelas que vigilan y velan por que cada uno de ellos se acerque cada día más al corazón de Jesús? ¿somos esos centinelas que velan por ayudarlos a madurar verdaderamente en la fe, a ir “in crescendo” en esa metanoia a la cual nos invita Jesús? O somos causa de llevarlos a caer en faltas por nuestra propia falta de coherencia de vida…
También podríamos cuestionarnos si aquellos a quienes llamamos amigos tienen un verdadero temor de Dios… planteamos todas estas preguntas, por que al igual que la palabra amor, la amistad es una palabra que en esencia y profundidad se ha distorsionado y tergiversado de una manera tan vana, superflua en la actualidad.
Es aquí en donde entra el texto del evangelio de Juan 15, 13: “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” … a aquellos a quienes llamamos amigos e incluso hermanos, ¿los amamos verdaderamente reflejando para con ellos el amor de Dios a imitación de Cristo Jesús? O nos hemos quedado en un amor muchas veces condicionado o interesado… Jesús en las escrituras nos dice: a ustedes no los llamo siervos, los llamo amigos, por un momento más allá de resaltar los milagros de Jesús, pensemos y meditemos ¿cómo actuó? ¿cómo se comportó Jesús con aquellos a quienes llamo amigos? Les enseño, les corrigió, les ánimo, independientemente de cómo fueran las diversas personalidades de ellos, les amo… Jesús jamás les condeno, juzgo, margino, crítico ni murmuro contra alguno de ellos… entonces cuestionémonos hoy, cuan vano se están tomando el valor de la amistad, al punto que con tanto desdén y sin ningún temor de Dios, flagelamos, la estima, dignidad y buena fama de aquellos a quienes llamamos “amigos”… si somos seguidores de Jesús… ¿por qué actuamos de una manera que no fue enseñada por el maestro de maestros? ¿nuestro afecto es verdaderamente sincero y filial?
Por un momento, traigamos a nuestra mente aquellas personas a quienes tenemos en nuestra vida como amigos y pregúntensenos ¿realmente he velado de ti como ese tesoro que el Señor ha puesto en mi camino?
También pudiéramos decir, si por cosas de la vida, una amistad termino, de igual manera cuestionémonos: ¿he sido leal al compartir que se dio? ¿le he rendido el debido respeto a lo que en confianza se compartió? O simplemente he utilizado y distorsionado, mucho de lo que se me confió…
Sea tu caminar largo o corto, hoy recordemos hermanos que la amistad es un reflejo del amor de Dios y como dice San Pablo en 1 Cor 13, 4: “el amor es paciente, bondadoso, no se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor, no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad, todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta y jamás se extingue” … ese es el amor que da la vida por sus amigos… la autentica amistad, nos la enseño Jesús, el amigo que nunca falla…
Por: Milagro Barahona Montoya.