Ficción o Realidad
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Espíritu Santo, soy el pecador más empedernido del mundo y deseo conocer más de las Escrituras: Como me puede ayudar leer, escuchar, meditar y discernir la palabra de Dios. Ven, ilumina mi mente, pero especialmente el corazón para dejarme guiar por ti para encontrar respuestas y encontrar la salvación. En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amen
La Palabra de Dios me hace más sabio para la salvación, 2Timoteo 3:15-17, porque me revela el camino, la senda y el amor de Dios, para conocer a Cristo. Ya que Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil porque me enseña, me reprende, me corrige y educa. Modelo es Timoteo que desde niño supo, conoció las Escrituras, Sin embargo, nunca es demasiado tarde, ya sea joven o maduro, para empezar a leer, escuchar, meditar y discernir la palabra de Dios.
Que efectos tiene en mi si soy el pecador más empedernido del mundo. “Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12
La palabra de Dios tiene un efecto purificador en mí. Me regenera pues tiene vida y es incorruptible, me ayuda a ser mejor persona, es como nacer de nuevo y no de padres humanos y mortales, es viva y permanente. 1Pedro 1:22-23. Escuchar la palabra de Dios o leerla me va transformando, cambiando mis malos hábitos, Cristo vive en mí y la fe en Él me va llevando a la salvación y me acerca cada vez más a Dios, nuestro Padre. Mi relación con los demás, incluso con toda la creación, va modificándose, hasta me lleva a orar por ellos y el Espíritu Santo que me fue dado va trabajando en mi mientras intercedo por mi prójimo.
Pero si no tengo deseos de leer la Biblia o de escuchar la palabra de Dios. Dios no quiere mi muerte, sino que tenga vida eterna, así que hará cualquier cosa para vuelva mi mirada hacia Él: que el pueblo de Israel recorriera en el desierto durante 40 años para humillarlos y ponerlos a prueba, los hizo sufrir y pasar hambre, pero nunca los abandono, pues los alimentó con mana, para hacerles saber que no solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de los labios del Señor.
Deuteronomio 8:2-3; Mateo 4:4. O sea que yo me preocupo por alimentar mi cuerpo mañana, tarde y noche para que se vea bien y tener energías, pero ahora Dios me dice que también tengo que alimentar el alma, el Espíritu Santo que me fue dado. La palabra de Dios es el pan de vida espiritual para mí.
En otras palabras, Dios mismo es el que hace nacer en mí el deseo de leer o escuchar su Palabra. Él me ha escogido, llamado, salvado, justificado. Él sigue haciendo su obra en mi por medio de su Espíritu, quien pone el querer como el hacer por su buena voluntad Filipenses 2:13
Concluyo que Dios me ama a pesar de ser pecador. Él me ha llamado y sellado como de su propiedad para que le conozca y ame.
Que, aunque sea el pecador más empedernido, su palabra me va transformando día con día.
Leer la palabra de Dios, escucharla, meditarla, discernirla aceptarla y vivirla frecuentemente, irá regenerándome durante toda la vida y no es invento mío, sino que es Palabra de Dios. Filipenses 1:6
Oración
Doy gracias a Dios, Padre, creador de cielo y tierra, por medio de Jesucristo, por la bondad que tiene conmigo, que, a pesar de ser pecador, Él está ahí, siempre dispuesto a transformarme a renovarme por medio de su Palabra y de su amor para que alcance la vida eterna y no dejará de guiarme hasta el fin de los tiempos, hasta que Cristo venga. Bendito y alabado sea Dios. Amen.