Comulgar es convertirse a Cristo constantemente
octubre 26, 2021Que Dios te reprenda
noviembre 9, 2021Por: Milagro Barahona Montoya
Los enemigos del alma, sabemos son tres: el mundo, la carne y el demonio, en el caso del mundo como diría nuestro señor Jesús: “ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Jn 17, 16) y nos lo recordaría el Apóstol San Pablo: humana es mi condición, pero no lo es mi combate (2Co 10, 3) así como también diría San Ignacio de Loyola en sus Santos Ejercicios Espirituales: “El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y mediante esto salvar su alma” pero realmente debemos tomar conciencia que esto es una labor y lucha diaria de manera constante debido a la herida que como humanos tenemos por el pecado original, dicho de otra forma, podemos caer fácilmente en las distracciones que el mundo nos ofrece mediante el querer, el tener y el placer…
Luego de esto ¿Cómo mantenernos atentos y no caer en distracciones o actitudes que no son las del evangelio de Cristo?
En el Evangelio de San Mateo encontramos las Bienaventuranzas, la primera de ellas nos dice: “Dichosos los que tienen Espíritu Pobre, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5, 3), esto nos habla del poder ser desprendidos de las cosas materiales, no es que no las tengamos o que sean malas, se trata de que en nuestros corazones no existan apegos a las cosas o a las personas pues el primer mandamiento nos dice: Amar a Dios sobre todas las cosas, entonces auto cuestionémonos ¿A qué cosas de este mundo le doy mayor relevancia o prioridad?¿Qué son aquellas cosas que llenan mi corazón convirtiendo estas cosas en dioses de mi vida?
Una frase de las frases que más se le recuerda a San Martín de Porres es: “No busques ser grande o importante a los ojos de los hombres, si no a los ojos de Dios, es decir, rinde la reputación y la popularidad buscando solamente hacer la voluntad de Dios”… entonces, preguntémonos si exclamamos y vivimos como lo hizo Juan Bautista, cuando dijo: “Es necesario que él crezca y yo disminuya” (Jn 3, 30) ¿Realmente permito que Jesús crezca en mi o solo me buscó a mí mismo endiosándome ante los demás?br />
Recordemos que nuestro Señor Jesús nos dice: “En verdad les digo, si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los cielos” (Mt 18, 3) esto no hace referencia a actuar con inmadurez, cuando el señor hace referencia a ser como niños quiere decir a que no alberguemos en nuestro corazón el lastre del rencor o de cualquier atadura a este mundo…
EEs por esta razón hermano, hermana, que, aunque tu caminar sea largo o corto, te dediques un momento y revises como vas en tu caminar de la mano de los mandamientos, no recitándolos cual lista, profundízalos, toma consciencia de tus actitudes versus los pecados capitales, revísate según las virtudes, ya nos decía San Marcelino Champagnat: “Las virtudes no se alcanzan sin esfuerzo, los defectos no se corrigen sin luchar”
Recuerda que es en un corazón sencillo donde realmente se regocija nuestro Señor, busca ser agradable a él, busca ser grande a los ojos de él y pídele al Espíritu Santo que bajo su luz y su fuego renovador sea roto todo aquello que te mantenga enceguecido y esclavo a las banalidades, actitudes y hábitos que han irrumpido en un lugar en el cual solo debe reinar Cristo… tu corazón! para que muriendo a tu propio yo, sea alcanzada la imagen y semejanza de Jesús en obediencia, en entrega plena a nuestro Padre Dios porque tanto tú como yo estamos llamados a ser verdaderamente Santos!!! Hermanos, como decía el evangelio de este Domingo (24 de Octubre del 2021) haz como el ciego Bartimeo. ¡¡¡Suelta la túnica!!! Suelta todo lastre y sigue verdaderamente al amor de los amores…. Cristo Jesús!