Por: Milagros Barahona

Hemos pasado el nacimiento del niño Jesús el cual nos lleva a profundizar y reflexionar acerca del gran amor que el Padre ha tenido por todos nosotros al enviar a su primogénito para la salvación del hombre, es por esta razón, que en este inicio del tiempo ordinario queremos compartirles queridos hermanos el siguiente texto: En el evangelio de Mateo (Mt 5, 44 – 48) encontramos la enseñanza de Jesús referente a amar a los enemigos: “Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos y envía la lluvia sobre justos y pecadores. Si ustedes aman a los que aman ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos los hacen y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así. Por su parte. Sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo.”

En algún momento de nuestra historia personal nos hemos encontrado con personas que incluso profesando alguna Fé, actúan más como piedra de tropiezo que como un hermano o hermana en Cristo Jesús, sin embargo, querido lector es importante que recuerdes el texto anterior, Amar como Jesús nos enseña es de Valientes y para valientes porque rompes con todo esquema que te ofrece el mundo, “si me hizo yo también le hago y si no le hago lo difamo” Jesús nos enseña todo lo contrarios de una manera tan hermosa como solo el maestro puede enseñarnos y con una profundidad que estremece el alma...

Cuantas veces no te has encontrado con alguien que te ha traicionado, humillado, aquel o aquella que se ha aprovechado de alguna situación vulnerable solo para saber por curiosidad tu situación personal y no para tenderte una mano, aquella persona que aun llamándote “amigo o amiga” te calumnio, difamo e injurio a tus espaldas, aquella persona que busca dañarte solo por su sed de fama o vanagloria... cuantas situaciones como estas y más que se pudieran mencionar pero sin importar la índole, Jesús nos dice ama!!! ¿Porqué? ¿Alguna vez te has puesto a pensar la raíz de los celos? ¿La raíz de la envidia? ¿Cuáles serán los vacíos de una persona que actúa así? Peor aún Cuáles son las heridas o traumas que posee la persona y que quizá ni siquiera tiene conciencia de ello. También en muchas ocasiones detrás de cada una de estas situaciones hay alguna enseñanza que el Señor nos quiere plasmar, la primera el ser humano es frágil y débil, la verdadera confianza se debe depositar plenamente en nuestro Padre Dios, la segunda, dominio de mis emociones y autoconocimiento de nosotros mismos, ¿qué tanto me conozco? ¿conozco mi carácter, mi temperamento? ¿las pasiones (vistas según Santo Tomas de Aquino, no en términos del mundo) están en equilibrio? ¿las conozco? ¿trabajo en ellas? en cada una de estas situaciones que podamos atravesar también se ejercitan las virtudes, acaso no fue el mismo Jesús quien nos dijo aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29) ...

Es por esta razón que te decimos “No usurpes el trono de Dios” cuando atravieses por estas situaciones, que tu actuar no sean en búsqueda de venganza ni mucho menos actuar en la misma forma que fuiste tratado por el contrario ora por aquellos que te hacen o han hecho algún “mal” sé luz y sal, sé testimonio vivo de nuestro Jesús y ama, porque ese que te hace sentir mal en realidad te está presentando la oportunidad de trabajar tu capacidad de perdón y sobre todas las cosas aprender a mirar al otro con los ojos de misericordia como nos ve Dios cada vez que también fallamos y le pedimos perdón.

Sea tu caminar largo o corto querido hermano, querida hermana recuerda la frase de la Madre Teresa de Calcula, “ama hasta que duela, si te duele es buena señal” nadie dijo que sería fácil, pues somos humanos y hay situaciones que obviamente lastiman pero también es cierto que la decisión es nuestra, podemos mantener limpio nuestro corazón o podemos dejar que se llene de las telarañas del resentimiento, por eso hoy te invitamos a orar por aquellos que te han herido, que te han fallado, que te han dejado solo o sola en momentos difíciles y entrégaselos al Señor, que todo lo ve y todo lo sabe, él sabrá responder en su momento tu oración así como le respondió a Susana (Daniel 13) o a Ana (1 Sam 1-2, 1-11) porque recuerda que en la lógica de amor de Dios, él busca que TODOS se salven.